Smartup: Agencia de Marketing Digital y Big Data
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Hoy en día, ligar se ha convertido más en una cesión de datos personales y en un juego de algoritmos, que en encuentros fortuitos en bares o discotecas. Y es que aplicaciones de emparejamiento como Tinder, son las elegidas por la mayoría de los singles para flirtear. Sin embargo, la mayor parte de sus usuarios desconocen cómo son tratados sus datos personales. En Smartup, Agencia de Big Data y Marketing Digital, analizamos cómo este cupido virtual trata la identidad digital y si realmente es para un fin romántico.
Tinder es la aplicación de ligue por excelencia. Su popularidad se debe a que está activa en más de 190 países y que, al contrario que otras Apps de similares características, sólo las personas que se gustan y comparten el ansiado ‘match’ pueden chatear entre sí. Algo de mucha ayuda para este cupido virtual. Aunque, en un principio, se basa en servicios de geolocalización, veremos que en este juego de amor digital confluyen muchas más variables.
Para flirtear en Tinder, sólo es necesario registrarse, bien a través de Facebook o bien a través de número de teléfono, y completar el perfil. Como suele suceder, si además añadimos un pago extra a esta ‘Celestina cibernauta’, tendremos más ventajas: cambiar la ubicación, ocultar la edad o conocer los posibles pretendientes, entre otras.
En 2018, Tinder, App que pertenece a Match Group, que a su vez se encuentra bajo el paraguas de IAC, que comparte otras aplicaciones de citas como OkCupid, PlentyOfFish y Match.com, facturó más de ochocientos millones de dólares, no sólo procedentes de los aspirantes a enamorarse, sino también de los ingresos publicitarios.
Como buena alcahueta, Tinder ofrece a los anunciantes la posibilidad de comprar espacio publicitario gracias a su alianza con Audience Network de Facebook. Es por ello que los pretendientes pueden ver publicidad cuando usen la App. Dichos anuncios serán más personalizados si previamente se ha hecho el registro mediante Facebook o se ha vinculado el perfil, de forma opcional, con Instagram o Spotify.
Tinder, deja bien claro al registrarse, que no compartirá información en el perfil de Facebook, pero sólo si se lee su política de privacidad, se sabrá que la vinculación con terceros como Facebook, Instagram o Spotify, entre otros, conlleva un fin meramente comercial. “Utilizamos su información para ayudarlo a mantenerse seguro y para brindarle publicidad que pueda ser de su interés”, indica el texto legal.
Asimismo, Tinder pone a disposición del usuario sus datos y puede descargarlos mediante la herramienta Descargar mis datos. Nosotros lo hemos intentado, pero no hemos tenido suerte.
Identidad digital en Tinder
Para conseguir ‘conexiones significativas’, así es como lo llama Tinder, la App demanda una serie de datos personales como nombre, edad, nivel educativo, ocupación laboral, etc., así como la posibilidad de subir fotografías o de vincular el perfil con otras redes sociales como Facebook, Spotify o Instagram.
Aunque esos datos le sirven a Tinder, ‘supuestamente’, para emparejar a usuarios afines, también es otra manera que tiene para acceder a los datos personales para otros fines como los meramente publicitarios. Y es que, a través de dichos datos, se puede conocer la identidad digital del usuario, sus gustos y el comportamiento de éste, algo muy interesante para las marcas.
Big Data, un nuevo cupido para los enamorados del siglo XXI
Este nuevo cupido ha cambiado las flechas por tecnología Big Data basada en modelos de recomendación de productos. “Parte de la base de que, como personas, podemos tener comportamientos predecibles y similares a nuestros ‘iguales’ y que el número de outliers (valores atípicos, fuera de la norma, valores extremos) son minoritarios”, afirma Carlos Arciniega, Director de Operaciones de Smartup.
A través del uso de la App, dicha tecnología es capaz de buscar patrones o comportamientos similares basado en el histórico de datos de los usuarios. Es por ello, que Tinder sitúa a los pretendientes en un determinado grupo y lo clasifica de forma más refinada cuanto más conoce de él, en función del cual le propone unos perfiles u otros, según reacciona a sus propuestas.
El gran reto del Big Data sería conocer si realmente las ‘conexiones’ propuestas han sido exitosas más allá del mundo virtual. Disponer de esta respuesta sería la clave para que los algoritmos fueran aprendiendo de los emparejamientos propuestos, de los que han terminado en éxito y de los que no, a la hora de proponer las siguientes recomendaciones e ir afinando en accuracy. El amor no es sólo es cuestión de física y química, sino también de algoritmos y de Big Data.
El algoritmo del amor
Mucho se ha hablado del algoritmo de Tinder pero, a día de hoy, se desconoce a ciencia cierta cómo funciona éste. Aunque se puede establecer una serie de criterios para filtrar a los candidatos: por edad, sexo, distancia, etc., durante mucho tiempo, Tinder utilizaba el Elo Score, en donde todos los usuarios tienen una clasificación secreta, según el número de Me Gustas que han recibido. Es decir, los usuarios con una puntuación similar tienen más posibilidad de establecer conexión o hacer match. Esto generaba desigualdades entre los diferentes perfiles, por lo que la suscripción de pago venía a solventar este problema.
Según un comunicado de Tinder, una de las maneras más eficaces para conseguir matches relevantes es utilizar la aplicación a menudo, ya que priorizada a los candidatos más activos y tiene en cuenta a los que están conectados al mismo tiempo. Además, el hecho de completar el perfil al máximo o vincularlo con otras redes sociales permite dar pistas a este cupido sobre los gustos e intereses personales, así como ayuda a iniciar conversaciones con otros perfiles. Por ejemplo, si en un perfil aparece la palabra moto o se sube una fotografía de ésta, Tinder buscará perfiles con gustos relacionados con el mundo motero. Asimismo, utiliza una herramienta de reconocimiento visual para emparejar a perfiles semejantes según etnia, rasgos físicos, etc.
En definitiva, a través de los datos que se comparten en Tinder, la aplicación puede deducir la personalidad, el aspecto físico o el comportamiento del usuario, algo que ayuda a las marcas para ofrecer anuncios más personalizados con el fin de vender sus servicios o productos.
Esta petición de información por parte de aplicaciones y páginas webs puede poner en tela de juicio donde se encuentra la privacidad del usuario, por ello es recomendable leer siempre la compleja política de privacidad para saber si nuestros datos van a estar seguros o van a ser usados por terceros.
Guadalupe Quesada
Online Advertising Consultant
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